¡Disfruta mucho más de ti!

Sexo, te quiero

Tu corazón se dispara, un mísero cruce de miradas basta para que tu cuerpo se active y luche por mantenerse erguido, mientras la banda sonora de tu vida pasa de un David Guetta a un pop español en el que el cantante parece no haber sido correspondido en su vida.

Bienvenido/a, te has enamorado.
Consigues decirle esa frase que llevabas semanas construyendo en tu cabeza, consigues clavar tu mirada en la suya, consigues que se enamore y al cabo de unos meses lo que más te preocupa es saber si el regalo que le vas a hacer le gustará, porque eres de esas personas que hace regalos porque las fechas le obligan y no porque le salga de dentro, supongo que todos somos así.
Y otra relación más, otra vida unida a ti, otra persona dependiendo de tus palabras, de tus actos, de tus emociones…

No me gusta que dependan de mí, no me gusta depender de nadie. Nos hemos acostumbrado a no tener poder alguno sobre nuestra vida y a decir lo contrario, aquí no se habla de destino, no es el destino lo que nos obliga a seguir un camino, es la dependencia y la mayor dependencia que existe, es el amor.
Quien antes era un pequeño entretenimiento ahora no logra quitarte ni el aburrimiento, a quien antes destrozarías contra la pared, ahora ni le sigues el juego, quien a antes te encantaba desnudar, ahora no la quieres ni ver.
Los síntomas son claros, la realidad, no tanto.
Ya veremos quién escapa de la quema.

Era un día para desconectar, para olvidarme del mundo durante unas 24h y despertarme habiendo dejado atrás un día más de mi vida sin ninguna anécdota interesante que contar. Por supuesto, no fue así, es lo malo de depender de alguien, que te puede llamar en cualquier momento porque necesita de ti.

Fuimos a la cafetería de Tirso a la que siempre íbamos, las miradas furtivas nos las ahorrábamos, ya nos habíamos cazado. No había nada más que una conexión increíble, un cuerpo bonito, una mente maravillosa y unos ojos verdes respondiendo a todas mis dudas, no había más que ella y es muy posible que cualquiera se conformase con eso si hubiese llegado a conocerla como hice yo.
Sus ojos me invitaban al baño, a la aventura, a volver a morderle el cuello en un lugar que aún no habíamos profanado, quería riesgo, quería aventura, quería devorarme con el morbo como música de fondo.

Me estaba enamorando de esa chica.

Entramos al baño de mujeres, cerramos la puerta tras nosotros y nos quedamos mirándonos, yo aguantando su mirada, ella aguantando la mía, hasta que me lancé a besarle el cuello, ella acompañó mi movimiento agarrando mi cabeza, mientras mi lengua y mis labios se deslizaban por su largo cuello y mis dientes lo arañaban con una mezcla de ternura y agresividad a partes iguales.

Bajé una mano y le empecé a frotar el coño a través del vaquero, ella se empezó a retorcer en ese minúsculo espacio en el que nos encontrábamos. Se dio la vuelta y se puso contra la pared, yo le abracé por detrás y volví a poner mi mano en su entrepierna, ella aprovechaba para frotar su culo en mi polla, poniéndomela cada vez más dura y disfrutando al ver que estaba logrando lo que quería.
Le desabroché el pantalón lo justo para poder meter la mano por dentro y así hice. Tenía el coño completamente mojado, y mi mano rozando sus labios y penetrando en ella solo hacía que se volviese más loca y hacer que su temperatura subiese más y más.
Le di la vuelta y le subí la camiseta lo justo para poder jugar con sus tetas, empecé por agarrar una y lamerle el pezón, mordisqueárselo… Mientras mis manos estaban agarrando sus preciosas tetas mis dientes se lanzaron a sus labios, empecé a mordisquearlos y a besarle.

Ella se agachó y me desabrochó el pantalón, quitándome el cinturón con ese sonido tan característico que a algunas os vuelve locas. Ignorando mis boxers por completo me los bajo de un tirón, me la agarró y me la empezó a masturbar mientras me besaba alrededor de ella, mientras me lamía las piernas…
Se la metió en la boca y la apretó entre sus labios y me la empezó a comer, su lengua jugaba con mi punta dentro de ella y me fijé como ella empezaba a masturbarse mientras me la chupaba, esa imagen junto con cómo me la chupaba me estaba volviendo loco.

Se volvió a poner contra la pared y le bajé los pantalones, pudiendo ver su culo vestido con un tanga negro que realzaba más aún su perfección, se lo moví y sin previo aviso, le penetré.
Se la empecé a meter despacito, muy, muy despacito, hasta que a la mitad… se la metí de golpe, logrando que ella no se pudiese contener y soltase un grito. Empecé a penetrarle muy fuerte, sin parar, golpeando su cuerpo y aplastándole completamente contra la pared, por lo que pudo ver entre sus piernas y en sus gestos, ella acabó rápido.

– Te quiero, me dijo entre espasmos.

Esas dos palabras me mataron, estaba a punto de correrme pero mi orgasmo se paró en seco, seguí penetrándole sin parar, acariciando su clítoris mientras le golpeaba, bajando un poco el ritmo… nada.
Se dio la vuelta y empecé a frotar mi polla en su coño calado mientras nos comíamos la boca, me la agarré y se la metí, ella se alzó y se abrazó con sus piernas a mis caderas. Seguí penetrándole, haciendo fuerza contra la pared, concentrándome en lo cachondo que estaba, en las ganas que tenía de correrme, nada.

– No puedo, le dije sin parar de penetrarle.

Se bajó de mí y me la empezó a chupar, nada.
Le agarré la cabeza con ambas manos y me empecé a follar su boca, nada.
Se puso contra la pared de nuevo, poniendo el culo en pompa, yo empecé a rozar mi polla entre sus nalgas, moví su tanga, le metí la punta, le agarré las caderas y volví a penetrarle.
Intentaba que cada penetración fuese distinta, primero a un lado, luego a otro, nada.

Por cómo tenía las piernas y cómo se retorcía, ella no tenía ese problema, y lo peor es que se estaba empezando a impacientar.

– Avísame cuando te vayas a correr, me dijo mientras se volvía a meter mi polla en la boca.

Empezó a recorrerla con su lengua, mirándome con sus enormes ojos verdes, rozándola por sus carnosos labios, masturbándomela a toda velocidad con su mano mientras me comía los huevos.

– Prepárate, le dije mientras le agarraba la cabeza y no podía evitar jadear de placer.
Se la sacó de la boca y me volvió a abrazar entre sus piernas, se la empecé a meter mientras le mordía el cuello hasta que por fin me corrí dentro de ella.

Supongo que la moraleja de la historia es que en ciertos momentos de pasión no podemos evitar expresar nuestros sentimientos, al fin y al cabo el sexo es eso, la expresión de nuestros sentimientos, siempre y cuando el sexo sea bueno, por supuesto.

11 comentarios en «Sexo, te quiero»

  1. Te sigo desde hace tiempo en twitter pero nunca había leído tu blog, porque siempre me pillaba con el móvil y es muy incomodo para leer, y ahora me arrepiento porque la verdad es que es de esos blog que lees y no te dejan indiferentes y te hacen ir de una entrada a otra.
    Así que te sigo también por aquí!

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  2. Si leyendo el relato le pones el físico de la chica de la foto no hay persona capaz de no volverse loco, buen trabajo, sexy, apasionado y muy real.
    pd: dime que es tan guapa como imagino y caere enamorado

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