Todos merecemos ser salvados, encontrar a alguien que nos lleve de la mano y sin decirnos a donde vamos, logremos confiar en él.
Lo que no entendemos es que es totalmente injusto para esa persona dar tanta importancia a nuestros problemas. Una vez me dije a mí mismo que daba exactamente igual cómo empezaba una relación si esta perduraba en el tiempo, me equivocaba.
Una relación puede empezar porque una chica necesite encontrarse consigo misma y tú le eches una mano, pero al final, todo se irá a la mierda, tú estarás con ella por pena y ella estará contigo para olvidar, lo que le hará entrar en un bucle cuando la dejes porque no la aguantas más. Ahora tendrá que buscar a otro que le haga cerrar los ojos para olvidarte a ti, y eso, nunca es fácil.
Los problemas son siempre subjetivos, está bien llorar, estar triste, esos pequeños momentos nos hacen valorar cuando alguien nos hace feliz, pero hay que ser algo más positivo, la vida es más corta de lo que te parece, disfruta porque nadie te va a hacer disfrutar más que tú mismo.
Hace poco he descubierto que quizá yo sea demasiado positivo frente a los problemas, ningún extremo de la balanza es bueno, pero al menos puedo decir que no dependo de nadie para superar mis problemas, o que al menos, no necesito olvidar.
Olvidar al fin y al cabo me parece de cobardes, puede que lo hayas pasado fatal, yo también he tenido mis días malos, pero de todos he aprendido algo bueno, siempre hay una experiencia que te servirá para seguir adelante, no te quedes solo con lo malo.
Hay personas que cuando cogen confianza su manera de ver la vida es la de dando lástima al resto, como si tuviesen ganas de dar a un botón y volver a empezar. Cada uno tenemos nuestro modo de ver la vida, ni mejor, ni peor, pero por favor, si eres de estas personas, no hagas al otro sentirse mal por ello, porque siempre que te pones la careta de víctima nosotros tenemos que asumir que hay un culpable, y en este caso, no quiero ser yo.
Era por la tarde y había ido a patinar al Retiro, la tarde era calurosa, esta historia sería muy larga si os contase cómo nos conocimos.
Tampoco importa mucho, el caso es que ella buscaba lo mismo que yo, buscaba desahogarse, desconectar y dejar de sentir, buscaba echar un buen polvo.
Su mente parecía ir en una dirección y su cuerpo el otro, sabía exactamente lo que sentía, a mí me estaba ocurriendo lo mismo. Era el momento perfecto para que nuestros cuerpos conectasen y nuestras mentes se olvidaran del resto.
Sobre su físico os puedo decir que era una chica igual de alta que yo, llevaba gafas y la verdad, no sé si estaba buena, el caso es que su modo de vestir me daba mucho morbo, que era justo lo que necesitaba en este instante.
Tras varias conversaciones sobre el sentido de la vida y sobre la búsqueda de una persona que nos llene por completo, fuimos a su casa.
No tardé mucho en conocer su habitación, me imagino porque precisamente esto, es lo que daba sentido al resto, y si no se lo daba, al menos iba a intentar darle un par de orgasmos antes de largarme a casa.
Ella se tiró sobre la cama, yo me puse sobre ella y le empecé a comer la boca. Mientras saboreaba sus labios, mientras los devoraba, mi mano traviesa empezó a frotarle el coño a través de las mallas que usaba para correr. Empecé a frotarle los muslos y las ingles, cambiando de vez en cuando a su coño, podía notar perfectamente en sus besos lo cachonda que estaba.
Me puse de rodillas sobre ella y me quité la camiseta, deleitándome por cómo se mordía el labio e imaginándome lo mojada que tenía que estar, todo iba rodado, iba a ser más fácil de lo que pensaba y esto es precisamente lo que necesitaba, un polvo fácil que careciese de la palabra reto, iba a ser un “te follo y me largo”.
Al ponerme sobre ella de nuevo, mi mano se coló por dentro de sus pantalones y empezó a jugar con la goma de sus braguitas, hasta que se coló por dentro y le empecé a masturbar con tres dedos. Ella empezó a gemir y yo me asombré al mirar aquella carita, recordándome a las actrices porno que hacen de secretaria con gafas de pasta, eso me la puso más dura aún y empezaba a dolerme.
Mientras yo le dejaba mi marca de la casa en el cuello y mis dedos hacían que se corriese, entre espasmos ella me gritó que parase.
Me quitó de encima y empezó a desnudarse, hasta quedarse con un culotte que mostraba lo mojado que tenía el coño y un sujetador rojo a juego. Me agarró por las muñecas y me apretó los brazos contra la cama, haciéndome ver que iba a ser su juguete, yo por supuesto me dejé.
Empezó a pasar su lengua por toda mi cara, mis labios, mi cuello… Yo aprovechaba para sacar mi lengua de la boca cada vez que la suya hacía una pasada. Fue deslizando su lengua por mi cuello, mi hombro, mi clavícula… bajando por mi pecho hasta llegar a mi pantalón.
Me quitó en pantalón y nada más ver lo empalmado que estaba me agarró la polla a través de los boxers y empezó a jugar con ella. La verdad que la imagen que me producía aquella chica sin quitarse las gafas era puro morbo, no quería imaginarme a esa chica comiéndomela, iba a volverme loco sin cerrar los ojos.
No tardó mucho en sacarme los boxers por los pies y empezar a comérmela.
Su lengua empezó a rozar la punta de mi polla, a lamérmela entera y sus labios entraron en juego. Se la introdujo un poco y la apretó entre sus labios, asfixiando mi polla por completo, una vez la tuvo bien apretada entre sus labios, me la comenzó a mamar.
Eso era un placer de otro mundo, no recuerdo una mamada como aquella, su lengua me volvía loco, sus labios… su mano masturbándomela mientras su lengua me la lamía…
Me hizo incorporarme y sentarme en el borde de la cama, ella se puso de rodillas y siguió chupándomela ayudándose de una mano. Se apartó el pelo de un lado de la cara para que pudiese verla en acción y de vez en cuando me miraba, sabía de sobra que la mamada que me estaba haciendo no la iba a olvidar jamás.
De repente paró de chupármela y se puso sobre mí, rodeándome con sus piernas.
– ¿Te gusta como te la como? Me preguntó mientras se lanzaba a mi cuello.
– Lo que no me gusta es que hayas parado, le dije.
Dicho esto, me agarró la polla con una mano y me la empezó a masturbar a toda velocidad, comprobando en mi cara y en mis jadeos de que me estaba muriendo de placer. Al momento se volvió a lanzar a comérmela. Yo no pude aguantar más y me corrí en su boca, me tumbé sobre la cama recordando el momento y me paré a pensar lo bien que iba a tener que hacerlo para que la situación se pusiese ahora a mi favor, por suerte me encanta hacer sexo oral.
Tumbado en la cama, ella se puso a lamérmela de nuevo, yo no era capaz de concentrarme en hacer nada, solo en dejarme hacer, pero por fin logré reunir la fuerza necesaria como para ponerme a mandar.
Le agarré la carita y me empecé a dar besos con ella, a morderle y besarle los labios mientras una de mis manos le quitaba el sujetador. Tenía un arito en ambos pezones, empecé a mordisquearle uno, después pasé al otro.
Se quitó el cultote y estando ella encima se empezó a frotar, empezó a frotarse el coño en mi polla mientras su pelo me hacía cosquillas en el pecho, mientras mis manos recorrían su espalda y mientras mi polla se empapaba por lo mojada que estaba ella.
Por fin se la colocó y fue cayendo lentamente, hasta que tuvo mi polla dentro, después… empezó a follarme y a gemir como una auténtica loca. Di una vuelta en la cama y me puse yo encima y empecé a follármela mientras todo mi cuerpo apretaba el suyo y le mostraba que no había escapatoria, que estaba a mi merced.
Me levanté y agarrándole de los tobillos arrastré su cuerpo por la cama hasta colgar sus piernas sobre mis hombros y penetrarle de nuevo. Empecé a follármela así, con todas mis fuerzas, su cabeza iba de un lado a otro, dando sacudidas.
El ruido que hacía mi cuerpo al chocar contra el suyo era impresionante. Le di la vuelta y le puse a cuatro patas, esta vez el ruido fue mayor, igual que sus gemidos, polla entraba más y más fuerte cada vez, ella empezó a dar puñetazos en la cama del placer que le producía y yo… me concentraba por aguantar y no ser uno más.
Finalmente, le hice el tour completo y le puse contra la pared, de cara a mí, puse su culo sobre la mesilla de noche y ella apretó sus brazos contra la pared para que le pudiese dar con más fuerza aún, tenía las piernas completamente mojadas y su cara… Tenía el pelo alborotado y era incapaz de no respirar por la boca.
Me polla entraba y salía a toda velocidad, hasta que por fin llegó, me corrí, nos agradecimos lo que habíamos hecho el uno por el otro y me largué.
¿Sexo sin sentimientos? No hace daño en el corazón, te distraes y llenas tu ego.
JO-DER!
Me encantas, en serio.
Queremos nueeva entrada ya!
Yo también quiero distracción y más ahora q tengo tan nublado mi pensamiento!
Distraerse es fácil.
¡¡Saludos!!