Muchas veces me pregunto si es tan difícil encontrar a alguien con una personalidad parecida a la mía, pagaría por encontrar a alguien así, incluso con mis puñetazos de impotencia contra la pared, mis enfados, mis gritos y cualquier otra cosa que pueda considerarse un fallo.
Lo malo no es haber parado tanta bala contra ella, lo malo es haber parado mucha bala imaginaría, balas que sabía de qué pistola venían y a las que puse nombre y apellidos. Lo peor de todo de esas balas imaginarias es habérmelas creído y por culpa de eso haberme alejado de tantísima gente interesante, una pena, pero hay que asumir nuestros errores.
Felicidad, decía, lucho por ella, decía.
Abrirse paso en la vida… ¡Luchad! No dejéis que otro luche por vuestra felicidad, buscad lo que realmente os hace felices y no lo que otros quieren para vosotros, no cambiéis de opinión demostrando que la poca dignidad que teníais la habéis tirado por la borda. ¡Luchad por lo que queréis!
La felicidad no es más que esas gafas que te pasas toda la mañana buscando antes de salir a la calle y que luego resulta que durante todo ese tiempo las llevabas encima de tu cabeza. Es todo tan fácil, tan sencillo, que a veces nos queremos complicar la vida para no sé muy bien qué.
Cada día, antes de ir al gimnasio, se acercaba a mi casa, la mayoría de veces acababa haciendo ejercicio conmigo, en muchas ocasiones pensé que le encantaba ponerme cachondo vistiendo con unos leggins y una camiseta ajustada. ¿Se podía estar más buena? Cada vez que venía a mi casa vestida así, era incapaz de pensar que alguien pudiese ponerme más cachondo que ella.
Os pongo en situación:
Zapatillas, leggings de color gris que marcaban su estupendo culo y sus largas piernas, camiseta de tirantes deportiva ajustada, coleta atrás dejando a la luz su apetecible cuello, flequillo, ojos verdes y labios carnosos.
¿Qué por qué la dejé escapar? Bueno, en la vida no todo es un físico impresionante, al fin y al cabo cuando pasan los meses eso ya es lo de menos, hay que buscar a alguien que nos llene, que encaje con nosotros y lo más importante, tenemos que enamorarnos de esa persona sin fijarnos en el resto. Tal vez, como ya dije en otro relato, me equivoqué en no luchar más, pero en la vida cometemos muchos errores, no pasa nada.
X: Tú me puedes comer el coño cualquier día de la semana, a spinning sólo puedo ir hoy y los viernes.
Hero: ¿Y si no dejo que te vayas? Le dije mientras aún sentado, le agarraba y hacía que cayese sobre mí.
Empecé a mordisquearle el labio inferior, tirando hacia mí.
Hero: No te vayas.
X: Vas a hacer que llegue tarde.
Tiré de ella y le hice girar en el sofá, quedando ella tumbada y yo sobre ella.
X: Va, por favor. Me decía mientras empujaba mi pecho para que me quitase de encima.
Hero: Quédate.
X: No he ido en toda la sema… Se le cortó la voz cuando mi mano le empezó a frotar el coño a través de los leggings.
X: Claro que tengo ganas, pero debería ir… Dijo entre resoplando y gimiendo a la vez.
Empujé de ella, andando de espaldas hacia el sofá, a lo que yo me quedé sentado y ella sobre mí, con sus piernas abrazadas a mi cadera.
X: Siempre me haces lo mismo.
Hero: Venir con leggings tiene sus consecuencias, vamos a la cama anda.
Le agarré de la mano y la llevé a mi habitación.
X: No me apetece lento, me dijo mordiéndose el labio y entre risas.
…
–Hero