Hay personas en esta vida que ae creen que pueden aparecer de la noche a la mañana y seis meses después, pensando que el dios del tiempo borraría sus errores, mis errores.
Dicen que cuando se cierra una puerta se abre otra, yo no quiero eso, quiero que quien decidió abrir esa puerta en su momento, pegue un portazo y me deje solo en casa, con todas las comodidades que eso conlleva y con mi tan ansiada libertad. Creo que llegó en un mal momento para ella y bueno para mí. Vuelvo a ser ese gilipollas engreído y con un ego del tamaño de la Torre Eiffel que ha decidido no escuchar a su corazón, ahora sólo hago caso a la razón.
Todos pasamos por la época en la que alguien nos dedica un estado en Facebook y al preguntarle nos dice que es la letra de una canción, yo ya no persigo indirectas, ahora veo letras de canciones por todas partes y en lugar de pararme a preguntar si van por mí, me busco una rubia de culo perfecto y me pongo a bailar cada canción estúpida sin pensar en nada más que no sea mover los pies.
A diferencia de otros ya sabéis que se me da genial expulsar a gente de mi vida, por desgracia sé que la susodicha leerá esto, pero no veía conveniente tener esta entrada pendiente. Incluso puede que todo esto sea parte del montaje para expulsarla de mi vida en todos sus ámbitos.
Tengo un corazón de piedra, por eso pienso que el cariño debe guardarse en la mente, junto con la sensatez y la cordura. Embellezco la verdad, aunque algunos lo llamáis mentir. ¿Sabéis lo peor? Se me da de muerte, soy un verdadero genio en el arte de la mentira y aunque para muchos sea algo inmoral, creo que a veces es una obligación. Hace poco una amiga me recordó lo que le dije una vez: «Una buena mentira tiene que tener su base en la realidad». Eso he hecho, puse de base mis sentimientos pasados y edifiqué el rascacielos más alto y a la vez el más cruel, un edificio que no le iba a permitir otra salida que correr por miedo a encontrarse con algo que le viene grande.
Ahora vuelvo a ser frío, no echo de menos y me dan igual el 90% de las personas que me rodean, pero este trocito de conversación me hizo actuar.
– ¿Qué quieres de mí después de tanto tiempo y llamándome de madrugada?
– Sólo te echaba de menos, me dijo.
– Ya no es el momento para echarnos de menos y para que me digas que quieres follarme, le dije.
– Es que es lo que quiero, follarte.
– ¿Y no piensas que sería normal que a mí me hiciese daño eso? De repente llega mi ex y me dice que quiere echarme un polvo, ¿tú lo ves normal?
– Me da igual, ahora sólo pienso en mí y en lo que quiero, me da igual lo que pienses tú, es un pensamiento hedonista.
Aquí activé el piloto automático, aunque no sé que me asombró más, que me dijera eso o que supiera lo que significa ‘hedonista’. (Recordad que me va a leer y tengo que soltar las suficientes idioteces como para que piense que esto no es una broma).
Lo más injusto de todo esto es que hace meses conocí a alguien, lo tiene todo y estoy genial con ella, pero me es totalmente imposible sentir algo. Supongo que nadie decide de quién se enamora, aunque sí que parece que hay gente que va de relación en relación dando bandazos sin sentir nada en ninguna de ellas. Quizá me venga bien no enamorarme de nadie, supongo que simplemente me quejo de lo injusta que es la vida a veces. Es el momento de cerrar un ciclo, de cerrar una etapa de mi vida que fue una montaña rusa con todos sus altibajos, aunque yo sólo recuerde la caída libre.
Ahora toca viajar, estar algo más de un mes por Francia y Alemania, y salvo que alguna alemana rubia me enamore, volver con mi gran amor, Madrid.
Recuerdo algo que me dijeron hace poco: «… y es que lo peor de codearte con locas, es que sólo les sale espuma por la boca».
No dudo en que eres perfecta para alguien, ya que una vez lo fuiste para mí, pero no me pidas que te diga en qué has cambiado, porque quizá gracias a ese cambio conozcas al hombre de tu vida. A mí no me has perdido ahora, me perdiste hace tantísimo tiempo que ya todo da igual y aunque siempre sentiré algo por ti, la chica que eres ahora no me atrae, aunque como ya te he dicho estoy seguro de que ese cambio atraerá a alguien diferente a mí y seguramente mejor, hasta seguro que supera aquel polvazo en el Eurostars que tanto empeño tienes en recordar.
Me ha venido bien saber de ti, ahora estoy mucho más liberado y quizá desde la distancia te tenga que dar las gracias por conseguir reactivar mi corazón y estar más receptivo y menos frío.
Gracias por todo y pese a todo, no cambies.
Hasta siempre, «peque».
–Hero
Esa chica te quiere y te ha perdido por idiota. Se nota que tú aún l quieres. De estar en su lugar me presentaba en tu casa ahora mismo y de rodillas