La televisión desgraciadamente nos tiene engañados, por culpa de muchas de sus películas todos nos creemos héroes, especiales, personas que en realidad no somos, o tal vez sí, el caso es que nos hace creer que somos inmortales, que no fallaremos y que siempre ocurrirá lo mejor, hay que arriesgar para saber si eres un héroe y eso es lo que necesitaba yo, me importaba una verdadera mierda saber si soy un héroe o no, necesitaba la adrenalina del miedo a poder perder.
Hoy estaba en modo filosófico, como diría mi ex, llevaba un rato caminando sin rumbo, iba de camino al centro y me iba fijando en cada persona con la que me cruzaba. La verdad es que era algo realmente asombroso, personas que quizá no vuelvas a ver nunca y que ahora estaban siendo un momento importante de mi vida. Pero lo más curioso de todo, es que en apenas cinco segundo observándolas, ya podías saber cómo piensan y cómo actúan en según qué situaciones, ¿habría estado ciego?
Pero esto no me ayudaba, siempre se me había dado bien conocer a la gente, solo que hoy… parecía ir más allá. Necesitaba mi reto y aún no sabía ni por dónde empezar, lo más normal es buscar posibles soluciones para pasar un reto y no buscar el reto en sí, me dije a mí mismo. Esto que estaba haciendo era realmente estúpido, pero necesitaba sentirlo, necesitaba sentir miedo, ser irracional sin estar enamorado, ganar sabiendo que he podido perder.
Pasé el resto del paseo razonando conmigo mismo, mirando mis pros y mis contras, intentando averiguar qué es lo que podía conseguir, di con ello. Desde luego se me daba bien convencer a la gente, todo debido a que puedo conocer a las personas en poco tiempo. También se me daba bien el sexo, o por lo menos siguiendo unos patrones básicos en un polvo, nadie iba a decir que follo sólo bien, lo tenía claro, mi reto debía ser eso, debía de estar relacionado con el sexo y tendría que ser una puta locura.
Hoy iba a salir sólo, nunca lo había hecho y tal vez eso me despejara, espero que mis amigos no piensen que estoy loco, no es socialmente normal eso de salir de fiesta uno solo, pero lo necesitaba, algo por dentro me lo decía.
Había acabado de mirar libros en la FNAC y en la Casa del libro y ya había llegado a casa, me duché y cené, por ese orden. Mientras cenaba estuve pensando a donde iría, era tan estúpido que no había pensado eso antes, pero al final me decidí por una discoteca famosa de la capital, el que sea listo pillará donde fui.
Me acerqué hasta allí y me puse en la cola, parecía realmente estúpido estar allí solo pero por suerte en esta ciudad, la gente va a lo suyo. Llegué hasta la puerta y entré, había pagado por una consumición por lo que me acerqué a la barra y me pedí un Barceló con limón.
Me había atendido un camarero, ni siquiera el destino quería ponérmelo fácil con mi reto, minutos atrás había estado cruzando los dedos para que fuese una camarera diez la que me diese la copa, estaba sólo, yo y mi reto.
Decidí aprovechar y reírme un poco, soltarme por completo. Subí a donde la zona VIP y me fijé en los corrillos de la gente, me decidí por el que parecían que iban mas borrachos y me acerqué al puerta que custodiaba ferozmente la entrada, que me dejara pasar ya iba a ser un pequeño reto, pero al mirar abajo al escenario me fijé, supe cual sería mi gran reto, conseguir que unos conocidos no me viesen allí solo… ni eso me salía bien hoy.
Me alejé de allí y cambié de planta, entonces lo vi, esta vez sí, había tres chicas increíbles, realmente increíbles. Había dos rubias y una morena, la media desde luego salía perfecta, ¿follarme a esas tres tías en la misma noche? Sonaba todo lo imposible que parecía y más aún, era perfecto.
Me acerqué a ellas y agarré a las dos rubias de la cintura.
– Perdonad señoritas, pero me ha dicho el encargado que las gogó vais a la planta de abajo, les dije mientras sonreía.
– No lo sé, pero el encargado también me ha dicho que los menores no pueden entrar, ¿cómo te has colado tú?
Las otras dos se rieron, la rubia parecía furiosa por mi comentario.
– ¿Pero tú quién eres? Me replicó otra vez la misma.
– Depende la religión de la religión que sigas tengo un nombre u otro, me burlé de ella.
Ahora las tres se rieron mientras se miraban entre sí.
– ¿Necesitáis la aprobación del resto para reíros? Vacilé a las tres.
– ¿Y tú necesitas criticarnos para que alguna de nosotras se acueste contigo? Me replicó la morena esta vez.
– Para que alguna de vosotras se acueste conmigo tal vez no, para que las tres los hagáis, sí, para eso creo que sí, dije en tono serio.
– ¿Y por qué íbamos a acostarnos contigo? Yo no me acuesto con cualquiera, me dijo la rubia sorprendida de mi anterior contestación.
– El siempre hecho de que me hagas esa pregunta ya me dice que no necesitas más motivos, pero si quieres te los doy, le dije.
– Soy toda oídos, me contestó.
– Vivimos en una vida en la que inconscientemente todos buscamos peligro, deshinibirnos y disfrutar, por eso estáis bebiendo alcohol, porque queréis ser vosotras mismas y está socialmente aprobado hacerlo, si las drogas fueran legales en España, ahora mismo probablemente nos estaríamos metiendo rayas en lugar de alcohol, les expuse.
– Sí, tienes razón y todo eso es genial, pero no has contestado a la pregunta, me dijo una de ellas.
– Ya quisieras tú poder esposarme, me dijo una de las rubias.
– No, tú no ibas a ser la esposada, sería una de ellas dos, dije mientras señalaba a las dos restantes.
– ¿Quién de las dos? Me preguntó la morena, pude ver con la otra se enfadó al escuchar la pregunta de su amiga.
– No lo sé, me lo jugaría a cara o cruz, aunque si te digo la verdad… creo que voy a quedarme solo con dos de vosotras y no con las tres a la vez, volví a bromear.
– ¿No puedes con las tres? Me dijo la morena mientras me miraba de arriba abajo.
Las tres se rieron.
La morena no paraba de mirarme de arriba abajo, me atrevería a decir que a las tres le gustaba la idea de follarme, tal vez no en grupo, pero si por separado, pero la morena… estaba realmente caliente, debía de aprovecharme de ello.
– Sí quieres te demuestro lo que sé hacer con la lengua ahora mismo, dije señalando con un gesto de la cabeza a la morena, arriesgándome por completo.
La morena miró a sus dos amigas buscando su aprobación y acto seguido se acercó a mí, se colgó de mi cuello y acercó su boca a escasos centímetros de la mía, yo por mi parte la agarré de la cintura, casi tocándole el culo.
– Bueno, ¿qué?
Le aparté el pelo y me acerqué a su oído.
– ¿Te imaginas estar esposada cubierta de mermelada por todo tu cuerpo y que una lengua te lo quite todo lentamente? Muy lentamente… le susurré.
– No, ¿vas a hacerme eso? Dijo con voz suave.
– A tus dos amigas también, le volví a susurrar.
– Házmelo a mí y después ya haz lo que quieras, me dijo ella.
Le puse la mano en la cara y me lancé a sus labios, empecé a apretarlos con los míos, hasta que le introduje mi lengua dentro de su boca y me puse a buscar la suya, le sabía la boca a limón y tenía unos labios carnosos realmente preciosos. Estuvimos comiéndonos la boca y frotándonos durante un par de minutos, ya casi me había olvidado de sus otras dos amigas.
– Podéis descansar un rato, que si seguís así os vais a gastar, dijo una de sus amigas entre risas.
– Si tu amiga me deja, voy, refiriéndome a la morena.
– Yo encantada, dijo sonriendo ésta.
Por fin llegamos, me resultó curioso que viviese en un décimo. El apartamento era realmente espectacular, tenía una cristalera enorme con unas vistas increíbles y estado todo decorado de un modo moderno y minimalista, me encantaba.
Me agarré por la espalda y la empecé a comer la boca de modo salvaje, ella estaba borracha y cachonda, se me subió encima y nos empezamos a restregar, yo empecé a jugar con sus tetas mientras ella me quitaba el cinturón y se ponía de rodillas en el suelo. Mientras me sacaba la polla del pantalón pude ver como una de las rubias tenía el vestido completamente subido y se le veía todo el tanga y parte del coño, mientras la otra se hacía una raya en su tripa, esto se nos estaba yendo de las manos.
Una de las rubias hizo que las otras parasen y me la empezó a chupar ella sola, de mientras la morena se sentó al lado mío y me empezó a comer la boca, mientras la rubia restante se desnudaba completamente. La rubia que me estaba haciendo la mamada la chupaba asquerosamente bien y mirar hacia abajo y ver esa carita tan perfecta con la mirada de golfa que tenía, me la ponía más dura aún.
Acabaron las tres desnudas colocadas a lo perrito en la cama, diciéndome que me follara un rato a cada una, fue entonces cuando… me desperté.
– Espero que no te importe que me haya dado una ducha, necesitaba despejarme, dijo ésta, tan sólo le tapaba una toalla y tenía el pelo mojado.
– ¿Qué coño ha pasado? No recuerdo nada, no recuerdo haber llegado a mi piso, le dije.
– ¿Qué recuerdas? Me preguntó.
Le empecé a contar lo que recordaba y como habíamos acabado en casa de su amiga, ella me contó entre risas que no me acordaba de lo mejor, pero no conseguí sacárselo, no me hacía falta tampoco, ¿tres chicas desnudas y yo? Era fácil imaginar que pudo ocurrir, lo que sí quería saber es cómo llegué a casa. Me contó que estábamos muy borrachos y que sus dos amigas se empezaron a follar y desfasar, que ella se rayó y que le dije de venirnos ella y yo a casa, todo cuadraba por ahora, maldito alcohol, espero que la pérdida de memoria solo fuese pasajera, me encantaría recordar todo lo que hicimos.
Seguimos charlando y me dijo que había muchas cosas que nunca había hecho en lo que a sexo se refiere y que quería hacerlas todas conmigo, que quería cumplir cada fantasía conmigo, cada locura.
Fue aquí cuando conocí a Lady Fantasía y en eso quedamos ella y yo, en cumplir sus fantasías, sus caprichos sexuales y sin compromiso. Pronto descubriréis cuáles son, que no fueron pocos.
Veo que está de moda eso de que todo acabe siendo un sueño 😉
PD: "Si ya existe el sexo oral,inventemos el sexo escrito"