¡Disfruta mucho más de ti!

Descartes

Después me preguntaréis por Twitter por qué no enseño la cara en público, me imagino a la amiga de alguna de las que aparecen aquí descubriendo que fui yo el que se folló a su amiga y lo único que podría hacer es irme a las Bahamas y olvidarme de todo esto.
Aunque quién sabe, quizá hasta les gusta el rollo, no sería la primera que llora de emoción al leerse en una entrada, pese a ser mencionada por más cosas negativas que positivas.

Me encontraba en un buen momento, pero no contaba con que ella lo mejorara, no contaba con que después de tanto tiempo ella volviera a hablarme para saber qué tal estaba. Llamémosla M, la gran M de Sevilla

Siempre me he pseudoarrepentido porque cuando tengo pareja pierdo a muchas amigas, y digo pseudoarrepentido porque no puedo arrepentirme de ser fiel a mi pareja y dejar de tontear con otras, pero sí de perder a gente interesante por ello. ¿Qué queréis que os diga? Si tengo pareja es para follármela a ella, no necesito a ninguna otra.
El caso es que vuestro orgullo no sabe valorar muy bien eso, aunque vosotras os los perdéis si os vuelvo a hablar y aún sigue activo en vosotras semejante tontería.
Pero tú no, tú cambiaste, aunque fuera por un rato.

La verdad es que no sé muy bien qué es lo que buscaba, quizá aún estaba en la época esa en la que tenía la estúpida idea de que nadie superaría a mi ex y creía que follándomela a ella volvería de nuevo a la realidad, el caso es que acabé en Sevilla y en su casa.

Es curioso, ya que en la mayoría de relatos me doy cuenta de quién fue un simple desahogo o quién me llenó más allá de sus gemidos. Juzgad vosotros quién es qué, que el porqué ya me lo guardo yo.

– ¿Tienes vecinos? Pregunté mientras ambos entrábamos en su casa.
– Están todos fuera, ¿por qué?
– No quisiera encontrármelos en el ascensor y que alguno me pregunte si yo soy ese famoso nombre que has estado chillando todo el día, le respondí.
– La casa está insonorizada, no te preocupes. Me dijo mientras me guiñaba un ojo.
– Habrá que ponerlo a prueba, ¿no?
– ¿Eso es lo que le dices a todas? Me preguntó esbozando una sonrisa burlona.
– Sólo las primeras frases sobre gritar mi nombre, con el resto estoy improvisando, le respondí mientras le sacaba la lengua.
– No me saques así la lengua, que me la quedo.
– Ven por ella, valiente, le dije mientras volvía a sacar la lengua.

Se acercó a mí y por fin después de más de una hora de indirectas camino a su casa, conectamos. El beso empezó suave, pero a penas unos segundos después ya nos estábamos devorando la boca, mis manos le estrujaban el culo y lo apretaban contra mí y mi polla se empezaba a poner dura.
La cogí en brazos y le empuje su cabeza hacia un lado, apartándole el pelo del cuello me lancé a devorárselo, a lamerlo, a arañarlo con mis dientes.
Me hizo sentarme en un sofá y ella se colocó encima, me miró y apartándose el pelo a un lado me empezó a comer la boca, mis manos fueron a su culo y se lo estrujaron mientras lo apretaba contra mí.
Se dio la vuelta y empezó a frotar su espalda contra mi pecho, colocando la cabeza sobre mi hombro, rozando su cara con la mía, mientras su culo se apretaba más y más contra mi polla.
Le coloqué ambas manos en la cintura mientras se retorcía sobre mí, a lo que rápidamente ella me las agarró y me las colocó en sus tetas, yo se las estrujé y se las empecé a apretar.

Estaba muy empalmado, con ganas de follármela muy duro y ella no paraba de moverse y de apretar su culo contra mi polla.

–Hero

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